Niña no es un insulto, reseña en Revista Literatil
A partir de ahí y muchas veces de forma casual, Nina va
aprendiendo muchas otras cosas sobre sí misma y sobre las mujeres en general
como, por ejemplo, que tiene ciertos derechos: puede votar, puede ir al cole y
aprender muchas cosas que le ayudarán a comprender el mundo y puede averiguar
quién es y lo que más le gusta. Y lo más importante, que nadie más que ella
puede decidir con qué ropa se siente cómoda, qué libros prefiere leer o a qué
juegos le apetece jugar porque los gustos no tienen que ver con ser niña o niño
sino con la forma de ser de cada persona, independientemente de su género.
Educar en la igualdad puede comenzar en las situaciones de
la vida cotidiana, en el día a día. Con mirar a nuestro alrededor y fijarnos un
poco, podemos detectar un trato desigual y siempre es un buen momento para
pararnos a reflexionar sobre ello y tratar de revertirlo. Nina no solo les
planta cara a esas situaciones que le hacen sentir incómoda sino que siempre
consigue aprender una valiosa lección, recordándonos al mismo tiempo lo
importante que es alzar la voz ante las injusticias. Así, a través de este
aprendizaje, Nina va formando su personalidad, como niña y como individuo, y
conecta rápidamente con el lector gracias a su curiosidad incansable y a su
estupenda capacidad crítica.
Reseña publicada en Revista Literatil.
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