Mi balda de LIJ

A todos nos gusta sentirnos especiales, nos gusta que cuenten con nosotros, ser «parte del grupo», especialmente cuando se trata de la pandilla a la que todo el mundo admira. Benjamín tiene dos buenos amigos con los que juega al fútbol, pero cuando la pandilla más guay del barrio le pide que se una a ellos, se siente importante y emocionado de semejante honor y no lo duda ni por un momento (aunque eso suponga separarse de sus amigos de siempre). Y es que es fácil dejarse llevar, no es necesario ni pensar, solo seguir la corriente, hacer lo que la pandilla hace, imitarles. Sin embargo, después de un tiempo con ellos, Benjamín se da cuenta de que lo que esta pandilla aparentemente tan deslumbrante considera cosas divertidas, en realidad, no tienen ninguna gracia y solo consiguen despertar temor en los demás. Entonces, Benjamín ya no se siente tan importante, ni tan emocionado; ya no le parece un honor pertenecer a esta pandilla que no es nada, nada deslumbrante y, a pesar de su timidez,

A pesar de que desde hace tiempo se está intentando poner el foco en la importancia de la salud mental y el bienestar emocional (sobre todo en estos tiempos tan duros de pandemia), todavía cuesta deshacerse de esa terrible y errónea idea de que ser sensible equivale a ser débil. Para la psicóloga Susanna Isern ser sensible es un don y así es como lo explica en   La armadura de Hugo .  Hugo es un niño altamente sensible, es decir, tiene la maravillosa cualidad de percibir los olores, los colores, los sonidos y todo aquello que le rodea con mayor intensidad, y esa mayor sensibilidad también le otorga una grandísima creatividad. Asimismo, lo convierte en una persona tremendamente empática con los demás, hasta el punto de compartir las alegrías y las preocupaciones de sus amigos como si fueran los suyos propios. Sin embargo, esta cualidad de Hugo en ocasiones también le hace sufrir, porque a veces el dolor ajeno o la injusticia resultan difíciles de sobrellevar y le generan mucha frustraci

Por lo menos un millón   es la historia sobre una abuela, Zoila, y su nieto, Rafa. La relación que existe entre ellos es muy especial, muy diferente a la que Rafa pueda tener con sus padres o con un amigo. Y eso es porque su abuela Zoila es diferente a las demás. Bueno, en algunas cosas es como todas las abuelas: se encarga de cuidar a Rafa cuando sus padres trabajan, disfrutan del tiempo que pasan juntos y se entienden a veces sin necesidad de decirse nada. De hecho, hay ocasiones en las que ¡utilizan palabras inventadas que solo ellos conocen! Pero si hay algo que hace especial a Zoila son sus historias, se sabe un montón de historias que Rafa no se cansa de escuchar, se sabe tantas, que es difícil que repita. Por eso, cuando a la abuela Zoila se le empiezan a escapar las palabras y las historias, Rafa será el único capaz de ayudarla. Este pequeño librito es una entrañable historia en la que muchos nietos y muchas abuelas se podrán ver identificados. Habla de ese vínculo tan especial